Durante todo el día masticando rencor.
Asediada por mil demonios
filtrándose por las jambas
impidiéndome los muy cabrones
abrir la jodida puerta con astuto temblor.
Desilusiones unas cuantas
bisagras que sudan y auguran sudor:
se ríen de mí en el espejo del hall
porque, gilipollas yo, me atrevo a retar al miedo
creyéndome más valiente que ellos.
Un burlete absorbe mis pies
como una trituradora de papel
sumidero de risas descorazonadas
me hace trizas las palabras
y me convierto en flan de gelatina
de casquería refractaria.
-¡Qué estupendo sería el cañón en la sien!-
Todo
el jodido día
masticando rencor.
Tu cara de petulante diva,
de puta barata más bonita desmembrada,
con la cara retorcida
y cinismo vuelto contra tu propia espalda,
estupendo Miró que me obligas a despreciar.
Y tú, lenguarajo de trapo,
espinoso vertebrado consumidor de etanol,
malabarista del engaño y el dar penica en tu favor,
loado genio de la manipulación…
decidme:
¿hasta cuándo?
Todo el día masticando rencor.
aunque lo bueno es lo bueno:
ya termina.
Recojo las sobras que le sobran al mundo,
me guardo en la cajita
y espero
-resignadita-
a los putos demonios.
Laira Valdi